Argentina. Los cárteles del narcotráfico parecen estar más cerca de la Casa Rosada de lo que cualquier presidente desearía. Según denuncia de la jueza Federal María Servini de Cubría, “hay llamadas entre algunos narcos y la Casa Rosada”.
Buenos Aires
La juez Federal María Servini de Cubría ha puesto contra las cuerdas al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, al identificar una secuencia de llamadas, a diferentes números de la sede del Ejecutivo, de funcionarios «narcos» (sic) que ha procesado y otros investigados en una causa que ha estallado en lo más alto del poder.
La magistrada denunció obstrucción del Gobierno y llegó a amenazar con un registro a la Casa Rosada, que expresó públicamente su malestar y censuró las palabras de la juez.
“Llevo 24 años de juez Federal, he vivido momentos difíciles, pero este es un momento muy difícil para la justicia”.
Servini de Cubría –conocida en España por investigar los crímenes de la guerra civil y el franquismo– se manifestaba en estos términos sorprendida por el silencio de la Casa Rosada que únicamente reaccionó cuando la magistrada comenzó a realizar declaraciones a los medios de comunicación exigiendo que presidencia identifique a los usuario de una decena de teléfonos, tal y como le había requerido judicialmente .
“Hay llamadas entre algunos narcos y la Casa Rosada… Me refiero a personas que trabajaban en el Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico) y a los hermanos Zacarías” (uno en la secretaría privada de Cristina Fernández)”, detalló la jueza en declaraciones a radio Mitre.
Cansada del silencio administrativo, la magistrada dio la semana pasada un ultimátum al Gobierno. “Le damos un tiempo y si no contesta le volvemos a reiterar el pedido y si no contesta vamos a allanar (registrar)… El narcotráfico tiene que tener el apoyo de adentro (de la clase política) de alguien que sea importante, si no enseguida la policía los localizaría a los narcotraficantes. Pero también tienen que tener el apoyo de fuerzas de seguridad”.
CRECE SU PATRIMONIO
En la víspera se supo que el patrimonio de la presidenta Cristina Fernández creció 15 por ciento en 2013 a 55 millones de pesos (6,5 millones de dólares), de acuerdo con su declaración jurada difundida por la Oficina Anticorrupción, dependiente del ministerio de Justicia.
En la declaración jurada que todo funcionario está obligado a presentar anualmente ante la Oficina Anticorrupción, la mandataria reportó bienes, depósitos y dinero en efectivo por 55.3 millones de pesos comparado con los 48.2 de pesos (5,7 millones de dólares) que denunció en 2012, según la declaración difundida en el sitio de internet de la Oficina Anticorrupción.
El crecimiento patrimonial de la presidenta durante cada uno de los siete años que lleva de mandato fue objeto de varias denuncias en su contra por presunto enriquecimiento ilícito. Sin embargo, hasta el momento la justicia no determinó irregularidades.
De su patrimonio, unos 23 millones de pesos (2,7 millones de dólares) corresponden a depósitos bancarios (plazos fijos, caja de ahorro, cuenta corriente y dinero en efectivo); unos 16 millones de pesos (1,9 millones de dólares) a más de una veintena de propiedades en la provincia de Santa Cruz y en la ciudad de Buenos Aires y ha registrado ingresos por 13 millones de pesos (1,5 millones de dólares) en acciones que tiene en sociedades hoteleras.
En el periodo señalado, Fernández tuvo ingresos por conceptos de trabajo, alquileres y otras rentas de 4,76 millones de pesos (565.320 dólares) y gastos personales por 964.882 de pesos (114.608 dólares).
“Las mentiras” de Cristina Fernández
La periodista Laura Di Marco, autora de Cristina Fernández. La verdadera historia. (Editorial Sudamericana), explora a lo largo de más de 300 páginas los orígenes de la mujer más poderosa de Argentina. Descubre los enigmas de su infancia y juventud, sus complejos sociales, traumas, frustraciones y dudas –hasta el día de hoy–, de su propia identidad.
El libro pone nombre científico a los diferentes trastornos de salud que padece la mandataria de Argentina (hiperestrés, egocentrismo patológico, síndrome de Hubris y bipolaridad), investiga las horas clave de su doble Gobierno y analiza la influencia de los hombres frente a los que termina siendo, prácticamente, una mujer sometida, “débil, vulnerable y sin esa personalidad de hierro que intenta aparentar. Ella es lo contrario de lo que se esfuerza en transmitir”, observa Di Marco, periodista de investigación del diario La Nación.
La República