Por María Elena Guerra-Cerrón
Docente de la UNMSM y ULIMA.
Al verificar el Banco Mundial (1) que; a pesar del crecimiento económico en América Latina durante la última década, 1 de cada 5 jóvenes entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan –a los que denominó los “Ninis”-; decidió realizar un estudio completo para determinar los riesgos que existen para el futuro de estos jóvenes, así como también evaluar si este sería un motivo para los incrementos de violencia y delincuencia en las ciudades. El resultado que esperan con estos estudios es que en los diferentes países se promueva un conjunto de políticas públicas sobre las oportunidades que es indispensable crear para los “Ninis”.
Con este antecedente, en el Perú la Cámara de Comercio de Lima (2) ha venido realizando estudios acerca de los “Ninis” entre 15 y 29 años, y un resultado reciente (3) es que más de un millón de peruanos son “Ninis” y la mayor parte si ha asistido a la escuela se encuentra en el nivel de educación primaria y secundaria. De este estudio se identifica al Callao como el lugar donde hay un mayor número de “Ninis” seguido por Lambayeque, Tumbes, Tacna Arequipa y Lima (20,8%).
Un dato importante es que del 100% de los “Ninis”, el 18% buscó trabajo, pero no logró encontrarlo, luego el 2,8% desea trabajar, pero no busca trabajo; y lo más resaltante y preocupante es que el 78% de jóvenes está en esta condición -aun cuando pueda tener oportunidades de estudio o de trabajopor carecer interés y motivación.
En este contexto, recuerdo la expresión popular “ni chicha ni limonada” que describe una situación en la que nada interesa, porque no se encuentra valor o atracción. Pero usar esta expresión para los “Ninis” no sería constructivo, y al contrario podría ser peyorativo, puesto que considero que existe responsabilidad conjunta en este resultado de indiferencia de los jóvenes no sólo en su presente, sino en su futuro.
Son tantos los problemas y las necesidades del país, que a veces no hay forma de dar solución a todos, y las políticas públicas (educación, capacitación, entre otros) que muchas veces quedan en el papel no ayudan mucho, y si a ello le agregamos la corrupción enquistada en el sistema, entonces a los jóvenes les van quedando pocos ejemplos a seguir.
Entonces, ¿cómo orientar a los “Ninis”, en general, y cómo crear, recuperar o rescatar a aquellos jóvenes que carecen de interés para estudiar o trabajar? Es una gran y compleja pregunta pendiente de responder, ya que no sólo se trata del futuro de estos jóvenes sino de sus familias y del futuro del país.
Fuente: Boletín Sociedades