Recibir y responder a esa pregunta comienza a ser algo habitual para mí. Sin embargo, no es siempre fácil contestarla ya que yo también he llegado aquí por caminos poco habituales y no demasiado transitados. Además, en general ésa sigue siendo la fórmula para alcanzar este territorio.
Ahora bien, antes de dar respuesta a esa cuestión, creo que sería bueno saber qué genera que resulte cada vez más habitual hacerla.
Es decir, que la Legaltech está de moda es ya quedarse muy corto.
Algo que por allá 2015 -16 se observaba con cierta curiosidad desde la distancia, ha pasado a convertirse en una de las tendencias más atrayentes y activas del año (y con perspectivas de largo plazo). En la actualidad todo el mundo quiere hacer o hace innovación legal, todo el mundo quiere hacer o hace transformación digital y todo el mundo quiere hacer o hace Legaltech.
Como muestra un botón, simplemente en España y de acuerdo a los datos del portal Eventos Jurídicos, en lo que llevamos de año se han realizado ya más de 50 eventos relacionados con la Legaltech. Por el contrario, en todo 2017 solo se localizan 17 eventos vinculados con la materia.
Esa hiper actividad en materia de tecnología legal se confirma también a nivel mundial. No ya solo en cuanto al número de eventos, que es exageradamente mayúsculo a pesar de lo huecos que muchos resultan, sino en asuntos más lucrativos. Por ejemplo, solo en la primera mitad del 2018 se han cerrado rondas de inversión por valor superior a 1.200 millones de dólares en relación a la Legaltech. En España no llegamos obviamente a esos números, pero por ejemplo Reclamador cerró una ronda de inversión superior al millón y medio de euros en marzo de este año. Por no hablar de los varios programas de aceleración e incubación de startups Legaltech.
De ese modo, nos encontramos ante una tendencia que está generando enorme interés y que está moviendo importantes cantidades de dinero. Ahora bien, quizá la Legaltech no va tan sobrada en cuanto al número de nuevos profesionales y perfiles necesarios para ayudar en esta nueva materia. O lo que es lo mismo, personas que puedan ocupar puestos de responsabilidad en áreas de innovación de firmas legales, en tareas de soporte, en nuevas startups, en la gestión de proyectos, en la implementación y estudio de tecnología o en la aplicación de los principios del Diseño Legal, por ejemplo.
Simplemente por mi experiencia, en lo que llevamos de 2018 debo haber tenido una docena de conversaciones relativas a dónde encontrar a determinado perfil, dónde y cómo formar a mis juniors o qué debo estudiar para entrar en el universo Legaltech. Y realmente necesitamos hacer crecer esta comunidad y los profesionales dedicados a la misma si queremos que todo lo que representa la Legaltech avance de verdad.
Por todo ello, y con la finalidad de ofrecer cosas tangibles y prácticas (que va a ser nuestro estricto modus operandi de ahora en adelante), he pensado que sería buena idea crear una pequeña «guía» con todo el feedback que normalmente he dado cuando me pedían: «Quiero dedicarme a la Legaltech, ¿cómo lo hago?»
Comencemos diciendo que, a pesar de los pesares, la Legaltech es una materia muy nueva. Por tanto el camino de entrada no está tan establecido o marcado como por ejemplo entrar en un gran despacho, ser juez o hacerse notario. Eso supone una dificultad considerable pero a la vez es una ventaja, ya que permite ser más flexible y creativo a la hora de crear este nuevo camino.
Dicho esto: ¿hay rutas tradicionales, tipo cursos o másters para llegar al mundo Legaltech? Comienzan a verse los primeros, pero nada excesivo todavía (la gran mayoría de facultades de Derecho están fallando un poco bastante en este punto). En cualquier caso, si uno busca introducirse en el sector Legaltech mediante la vía más común (estudiar una titulación relacionada), existen iniciativas interesantes.
De inicio el Law School Innovation Index puede dar una visión general de lo que algunas facultades de Derecho de EEUU están haciendo en la materia, y en el peor de los casos puede darnos pistas sobre las nuevas áreas de conocimiento que normalmente se asocian a la Legaltech.
Por otro lado, en España cada vez tenemos más cursos, especializaciones, programas o másters dedicados en exclusiva a la Legaltech o con una parte importante dedicada a la misma:
– El Máster in Legal Tech, de IE Law School | Presencial
– El Open Program Legaltech, de ESADE | Online
– El Máster Legaltech y Gestión Digital de la Abogacía, de la Universidad de Salamanca | Presencial
– El Diploma de Alta Especialización en Legaltech y Transformación Digital, de la Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad Complutense de Madrid | Presencial
– La Especialización en Digitalización del Sector Legal, de The Valley Business School en Madrid | Presencial
– El Máster in Legal Tech, del CEU IAM Institute for Advanced Management en Madrid | Presencial
– El título propio en Legaltech del grado en Derecho de la Universitat Abat Oliba CEU en Barcelona | Presencial
– El Máster en Derecho Digital, Innovación y Tecnologías Emergentes, del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid | Presencial
– El Curso Superior en Desarrollo de Servicios Legaltech, del INEAF Business School | Online
– El Programa Avanzado en Legaltech, de la UNIR o la Universidad en Internet | Online
En el resto de Europa también hay iniciativas interesantes como Bucerius Law en Alemania o Swansea en Gales, sin olvidar otras como las de las facultades de Derecho de Helsinki (sobretodo en Legal Design), Manchester y Westminster, o las de Amsterdam, Londres, Edimburgo, Tilburg, Leiden o Ulster, entre otras. También pueden encontrarse cosas similares en China, Australia o Canadá. En cualquier caso, la vía más tradicional todavía es bastante escasa.
Todo ello sin olvidar las obras sobre Legaltech ya disponibles (el verano es buena época para leer). La primera en castellano, y en la que he participado, es «Legaltech: la transformación digital de la abogacía». Otra buena opción (en este caso en inglés) es «Legaltech: Practicioner’s Guide». Sin olvidar los clásicos como «Tomorrow’s Lawyers (2ª edición)», de Richard Susskind.
Además, también el mundo de los podcasts sobre Legaltech ha florecido durante el último año, habiendo disponibles muchas opciones interesantes.
A partir de ahí uno ya tiene que ir a métodos más creativos (y especialmente pro activos) para introducirse en el mundo de la Legaltech:
1) Puedes apuntarte y participar en las comunidades Legaltech de tu ciudad o región (Meetup puede ayudar a localizarlas) y así conocer gente que comparta tus intereses y empezar a entrar en la comunidad;
2) Puedes encontrar trabajo en empresas Legaltech, que en general buscan perfiles distintos a lo habitual y por tanto es posible que presenten posibilidades interesantes (un directorio de trabajos Legaltech sería éste);
3) Puedes intentar montar un pequeño despacho con gran enfoque tecnológico o directamente una empresa Legaltech (o si no crearla, acercarse o contactar con las empresas que participan en este tipo de iniciativas o las organizaciones que las promueven); serían por ejemplo los casos de Cuatrecasas Acelera, Legálitas LAB o el Instituto de Innovación Legal;
4) Además de participar en las comunidades presenciales donde uno puede tomarse un café con alguien (que es muy importante), también hay muchas iniciativas a nivel online relacionadas con la Legaltech; cosas tipo Legal Hackers (con presencia por ejemplo en Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao) o el Global Legal Hackathon pueden ser buenas oportunidades para empezar a conocer la comunidad haciendo pequeñas tareas o similar;
5) También se puede avanzar en este camino de la Legaltech desde un departamento legal de una empresa en la que uno está contento, por ejemplo convirtiéndose en el «primer follower» de las iniciativas tecnológicas o innovadoras que se propongan desde dirección, o incluso presentándose como voluntario para encabezar alguna de ellas (sería el llamado por los anglosajones intrapreneurship).
6) Finalmente, puede ser otra vía interesante el hecho de explorar nuevas vertientes de la Legaltech, como es el Legal Design, que suma al conocimiento legal la necesidad del diseño de textos y documentos jurídicos fáciles de entender para su principal consumidor, el ciudadano de pie (uno de los grandes exponentes mundiales en la materia sería el Legal Design Lab de Stanford).
Por último, y como muy acertadamente señala Dan Lear, aprender una nueva habilidad relacionada con la tecnología y que no sea habitual de los abogados, también es tremendamente útil y recomendable. Por ejemplo, crear y usar regularmente un perfil en Twitter o LinkedIn (donde hay muchísima comunidad Legaltech), crear un blog y comenzar a escribir sobre la materia, proponerse en las comunidades comentadas para dar charlas que aúnen tecnología y Derecho, montar un canal en Youtube sobre la materia y cualquier cosa que se salga de lo habitual de un abogado.
Además, si no se tiene ya, es más que recomendable (necesario en verdad) trabajar el inglés y mejorarlo todo lo posible ya que la mayoría de las novedades Legaltech son en ese idioma. Por tanto, se hará mucho más fácil estar al día de lo que ocurre.
En conclusión, si hay ganas e interés en la materia se puede conseguir mucho en la actualidad, abriéndose camino en la comunidad y con el tiempo en el negocio en sí. El sector Legaltech tiene tremendo potencial pero el terreno está muy virgen en general, lo que de inicio lo convierte en más inaccesible pero a la vez permite llegar al mismo desde vías más creativas y poco habituales.
Sea como sea, necesitamos que el sector y la comunidad de profesionales crezca si queremos que esto vaya adelante de verdad.
Fuente: LegalTechies.es
la información es muy buena y esta acualizada,felicitaciones