Por: Miguel Ampudia Belling (Director de Peruweek.pe)
Las conversaciones recientemente difundidas entre Martín Vizcarra y José Hernández nos mostraron a un vicepresidente que actuó a espaldas de PPK para presionar su renuncia. Para ello, contó con el apoyo de políticos como Villanueva, el promotor de la vacancia de PPK y quien luego fuera nombrado Premier y poco después el Poder Judicial ordenara 18 meses de prisión preventiva por la presunta recepción de sobornos por parte de la empresa brasileña Odebrecht. Por su parte, Hernández también habría sido una pieza clave en esta maniobra política, por lo cual fue recompensado con la cartera del Ministerio de Agricultura.
El mundo es pequeño y gira muy rápido. Martín Vizcarra es forzado a marcharse de Palacio de Gobierno con la misma estrategia gracias a la cual llegó. La vacancia por incapacidad moral fue aprobada en su contra por supuestamente haber recibido sobornos millonarios cuando era gobernador de la región de Moquegua.
Muchas personas, entre las cuales me incluyo, consideraron poco prudente promover una vacancia presidencial en el actual contexto que atravesamos. No es por defender al presidente saliente, sino que era muy probable que esto impacte negativamente en nuestra ya desinflada economía. Hoy la Bolsa de Valores de Lima amaneció con todos sus índices en negativo ante la incertidumbre y crisis política que afronta nuestro país. Sumado a ello, los precios de los bonos del Gobierno denominados en dólares se desplomaron en el extranjero.
¿Esto fue un golpe de Estado disfrazado?, probablemente. ¿Se actuó de acuerdo a la Constitución?, sí. Sin embargo, me atrevo a decir que ha sido una indebida aplicación del artículo 115 de la Constitución, por lo que muchos esperábamos que el exmandatario hubiera recurrido al Tribunal Constitucional para delimitar los alcances de esta figura jurídica. Queda pendiente.
¿Ahora qué sigue?, en cinco meses poco o casi nada se podrá avanzar. A lo mucho, podemos esperar que se active el piloto automático para las actividades sanitarias y económicas urgentes. Muchos dijeron del Congreso: “¡Que se vayan todos!”; pero al parecer la cura fue peor que la enfermedad.
Esto no debe llevarnos a un desinterés por la política, ni a despotricar contra nuestro país. Al contrario, cada persona desde su tribuna juega un papel importante, desde los jóvenes que expresan su indignación, hasta las más altas esferas económicas y políticas. Hoy más que nunca debemos ser más solidarios y ayudarnos mutuamente, apoyar a nuestros amigos emprendedores, respetar nuestras diferencias y sobre todo trabajar más que antes para poder salir de esta crisis.
Ánimos, que de peores momentos hemos salido adelante.