El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió este jueves una movilización como «en tiempos de guerra» para hacer frente al covid-19, anunciando un endurecimiento de las normas sobre el uso de mascarilla y una cuarentena obligatoria para los viajeros que entren al país.
El mandatario demócrata dedicó su primera jornada de gobierno a su prioridad más urgente, la lucha contra la pandemia, en el país con más muertos por el covid-19.
Al firmar una serie de decretos, Biden anunció que «aquellos que viajen a Estados Unidos desde otro país deberán realizarse una prueba antes de subirse al avión y realizar una cuarentena cuando lleguen».
La exigencia de una prueba ya había sido ordenada por el gobierno anterior, pero el aislamiento era sólo una recomendación.
Biden explicó que esta medida se debe a las nuevas cepas del virus detectadas en otros países, en un momento en que en Estados Unidos hay más de 400.000 muertos por la pandemia, una cifra que supera la cantidad de soldados estadounidenses fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
El mandatario afirmó además que va a asegurarse de que los científicos y los expertos puedan trabajar libres de «cualquier interferencia política y que puedan tomar sus decisiones basados estrictamente en la ciencia».
Un gesto para la OMS
La nueva administración estadounidense agradeció el jueves a la Organización Mundial de la Salud (OMS) su papel de liderazgo en la lucha contra la pandemia y le aseguró su apoyo financiero, un giro de 180 grados respecto a la estrategia mantenida por el expresidente Donald Trump.
Estados Unidos, que anunció su regreso a la OMS el miércoles, «tiene la intención de cumplir con sus obligaciones financieras con la organización», aseguró el inmunólogo Anthony Fauci en una reunión del consejo ejecutivo de la agencia de la ONU.
Decidido a dejar claras las diferencias con su predecesor desde el principio, el 46° presidente estadounidense también emitió un decreto para hacer obligatorio el uso de barbijos en los edificios federales y para «extender los requerimientos para el uso de mascarillas en los viajes interestatales, en trenes, aviones y buses».
El mandatario advirtió en su discurso de inauguración que el covid-19 está a punto de alcanzar su «fase más dura y mortífera».
El doctor Fauci indicó a su vez en una conferencia de prensa en la Casa Blanca que las cifras de contagios siguen siendo «muy altas y que hay un aumento de las hospitalizaciones».
Biden también espera convencer a los congresistas republicanos de que aprueben un nuevo paquete de alivio de 1,9 billones de dólares destinado a amortiguar los efectos de la pandemia en la economía.
El plan incluye cheques para las familias, fondos para reabrir escuelas, dinero para agilizar pruebas y vacunas, liquidez para pequeñas empresas y más ayuda alimentaria.
Primera confirmación
Biden también está esperanzado en que los legisladores den luz verde a un cambio radical en la política migratoria, piedra angular del mandato de su predecesor.
Tras haber anulado el miércoles un decreto que prohibía el ingreso a Estados Unidos a ciudadanos de países predominantemente musulmanes, y haber suspendido la construcción del muro en la frontera con México, el mandatario espera que el Congreso apruebe un ambicioso proyecto migratorio.
Este texto proporciona una «vía hacia la naturalización» para los más de 10 millones de inmigrantes en situación irregular que viven en Estados Unidos, con plazos y condiciones.
Señal de que los tiempos están cambiando, el exlíder del Senado, el republicano Mitch McConnell -que ahora dirige una bancada de minoría- prometió trabajar con Biden «siempre que sea posible».
La Cámara Alta confirmó por una amplia mayoría el nombramiento de Avril Haines, exnúmero dos de la CIA, como directora de Inteligencia.
El gabinete Biden
Está previsto que el Congreso continúe con el proceso de confirmación del gabinete de Biden, incluido el de Antony Blinken como jefe de la diplomacia estadounidense.
A nivel de política exterior, algunos aliados y socios de Estados Unidos celebraron ya la llegada del nuevo presidente. Así lo hizo la canciller alemana, Angela Merkel, quien aseguró el jueves que hay posibilidades para una cooperación «más amplia» con Biden que con Trump, pese a los puntos de fricción persistentes, especialmente sobre el controvertido proyecto del gasoducto ruso Nord Stream 2.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, será el primer dirigente extranjero que conversará el viernes con Biden. El diálogo debería versar especialmente sobre el proyecto de oleoducto Keystone, apoyado por Canadá, pero que Biden prometió suspender durante su campaña.
Fuente: Andina