El teletrabajo se aplica obligatoriamente a los trabajadores dentro de los grupos de mayor riesgo ante el COVID-19. Sin embargo, César Puntriano, abogado laboralista del Estudio Muñiz, considera que las empresas deben ser flexibles y aplicarlo cada vez que puedan.
Al margen de las labores operativas e industriales, hay muchos puestos de trabajo que pueden ser realizados desde casa, y debido a la segunda ola de contagios del COVID-19, esta sería la mejor alternativa. De acuerdo a César Puntriano, abogado laboralista del Estudio Muñiz, la normativa vigente hace que el trabajo remoto sea obligatorio para un determinado trabajador, pero no necesariamente para un tipo de puesto.
“Desde el punto de vista legal, para la empresa, solo es obligatorio el trabajo remoto cuando se trata de grupo de riesgo definidos por el Ministerio de Salud (Minsa) como grupos de riesgo; También es obligatorio para los trabajadores discapacitados cuyas labores los pongan con riesgo de contraer el COVID-19 y se extiende a personas que tengan a su cuidado familiares dentro del grupo de riesgo para contraer COVID-19”, precisó.
Además de estos casos, las gestantes y lactantes también deben de utilizar el trabajo remoto si la labor que desempeñan las coloca en riesgo de contagio. Para Puntriano, al margen de las disposiciones legales, las empresas deberían ser flexibles y ofrecer trabajo remoto total o parcial siempre que el puesto de trabajo lo permita.
“Es algo que las empresas deben reflexionar porque hay que priorizar la salud de las personas y si eso no va a afectar la productividad, las compañías pueden acomodarse”, indicó.
Los tipos de trabajo y su fiscalización
Las labores de oficina que más se han ajustado al sistema de trabajo remoto son los administrativos, pero también puede aplicarse en las áreas de ventas, de marketing o similares. En cada caso, la forma de evaluar la productividad de cada trabajador ha ido cambiando, pues ya no resulta viable medir el trabajo por tiempo de labores.
“Muchos trabajos han pasado de ser medidos por tiempo, a ser medidos por resultados, por entregables. Eso es natural por la nueva forma en que está trabajando la gente. Si el trabajador es medido con criterios de productividad, por rendimiento de resultados, por una actividad o labor, eso lleva a que haya un cambio en la manera de retribuir a los trabajadores”, comentó el especialista.
Si bien antes un grupo de trabajadores podía percibir un poco más por las horas “extra” que realizaba, ahora, es posible que se generen bonos por resultados o por comisiones. “O sea, se pierde un poco la labor por sobretiempo, pero se gana en ingresos variables. La negociación ahora también va a ser distinta”, anotó.
Consideró que, a largo plazo, el trabajo remoto traerá múltiples beneficios para ambas partes. Por un lado, para el trabajador que evita el contagio y reduce sus tiempos de desplazamiento. Por otro lado, las empresas dejan de pagan por el consumo de agua y otros servicios. A pesar de estas ventajas, recomendó que la empresa mantenga cierto nivel de presencia que le permita al personal sentirse integrado.
Fuente. Sudaca.pe