Los bonos verdes son instrumentos de deuda de formato tradicional, cuyos recursos solo deben usarse en proyectos con efectos ambientales positivos o para financiar iniciativas que tengan un impacto ambiental favorable, apoyando al cambio climático.
Para el director de la Maestría de Finanzas de Pacífico Business School, Melvin Escudero, es positivo que las empresas estén viendo este tipo de bonos porque muestran un cambio de actitud de un esquema tradicional frente a uno mucho más moderno.
“Con la pandemia hemos tenido una revaloración del tema de sustentabilidad, tecnológico y digitalización. Es así que hoy los directorios y accionistas de las empresas grandes, especialmente multinacionales, están pidiendo ser mucho más respetuosos de los conceptos que se conocen como ESG (Environmental, Social and Governance), acciones que se deben hacer para mejorar en el impacto ambiental y social, así como en la gobernanza”, precisa.
Escudero señala que el tipo de inversiones que se hacen a través de este instrumento son hacia la energía renovable, transporte limpio, manejo del agua, gestión de residuos, eficiencia energética, forestación y proyectos agrícolas, entre otros. Explica que para que un bono sea considerado verde tiene que pasar por un certificador, ya sea local o extranjero, que bajo los estándares de bonos climáticos le dé una certificación de validez.
“Ahora los inversionistas más grandes del mercado se han vuelto ESG, así como los fondos de pensiones, compañías de seguros, fondos mutuos globales, entre otros, subiendo significativamente la demanda de estos productos”, detalla.
Escudero, afirma que esta industria a nivel mundial ya pasó el trillón de dólares y está liderada fundamentalmente por Europa, Estados Unidos, Asia y los mercados emergentes. “Yo me atrevería a decir que el incremento de estas emisiones a nivel global probablemente se termine triplicando o quintuplicando el 2021 y el 2022”, subraya.
¿Cómo está el mercado peruano?
El gerente general del Banco Nacional de Desarrollo del Perú (Cofide), Gerardo Freiberg, señala que la alta demanda y las tasas obtenidas en las emisiones de bonos verdes, o también llamadas emisiones temáticas, demuestran que el mercado de capitales peruano viene evolucionando en esta dirección.
“Por ello, esperamos que en breve deje de ser una condición especial y se convierta en parte de los requerimientos indispensables para hacer negocios en el Perú”, sostiene. Explica que para generar las bases de crecimiento de estas emisiones se debe propiciar un mayor interés en los capitalistas para participar en inversiones verdes, sociales y sostenibles.
“El rol del Estado puede ser muy importante, por ejemplo, promulgando normas que fortalezcan e incentiven estas inversiones”, refiere. Freiberg señala que, si bien el desarrollo del mercado de bonos temáticos en el Perú continúa lento, durante el 2019 se realizaron cuatro emisiones de este tipo en el mercado local.
Así, Cofide emitió su primer bono verde hasta por S/ 100 millones a una tasa de interés de 5,125%; y su primer bono sostenible hasta por S/ 100 millones a una tasa de interés de 3,78125 %; el Banco Pichincha, con la ayuda del BID Invest, se convirtió en la primera entidad financiera en emitir un bono social de US$ 13 millones a un plazo de 10 años y tasa de 6%; y Colegios Peruanos S.A. realizó su primera emisión de bonos sociales hasta por un valor de S/ 230 millones por un plazo de 15 años.
“La emisión del bono verde de Cofide fue un mensaje efectivo que reafirma el rol de la institución en el desarrollo sostenible del país, y en este caso específico se buscó reducir el impacto negativo en el medio ambiente. A ello se suma el hecho de que la institución comenzó desde el 2019 a identificar y medir el triple impacto de sus proyectos (ambiental, social y económico), buscando posicionarse como un banco de desarrollo sostenible”, destaca.
Freiberg refiere que debido a la crisis sanitaria de la COVID-19, durante el año 2020 no hubo emisiones de bonos temáticos en el mercado de capitales local.
Inversionistas institucionales
Por su parte, el gerente de Corporate & Investment Banking (CIB) del BBVA en Perú, Frank Babarczy, sostiene que en el país los inversionistas institucionales están incorporando fuertemente en sus análisis de portafolio las prácticas de ESG, pasando más del 50% de sus análisis por este rubro.
“Los inversionistas están dispuestos a ser más agresivos en la compra de estos bonos porque consiguen tasas más bajas a la de un instrumento normal”, subraya. Menciona que el Grupo BBVA ha emitido casi 5.000 millones de euros en bonos ESG. No obstante, si bien en el mercado peruano esta institución todavía no ha colocado estos instrumentos.
Señala que, por el lado de estructuración de bonos, vienen trabajando con varios emisores para sacar bonos ESG este año. “Estamos esperando que el mercado de capitales se reactive y nos acompañe a salir con estos bonos de emisores peruanos ESG este 2021, donde el BBVA actuará como un estructurador”, refiere.
Indica también que el banco está muy comprometido con estos bonos. En ese sentido, recuerda que en el 2019 hicieron el primer préstamo de mediano plazo verde y están trabajando otro este año con las mismas características. Asimismo, sostiene que la Bolsa de Valores de Lima (BVL) ya está aceptando el formato de KPI sostenible, que es un indicador de desempeño o rendimiento, donde el emisor se compromete a cumplir con los requisitos durante la vida del bono.
Frank Babarczy comenta que en el 2018 el Grupo BBVA se comprometió a movilizar capital ESG por 100.000 millones de euros hasta el año 2025. “Lo llamamos compromiso 2025 y ya hemos llegado, a febrero del 2021, a activar 50.000 millones de euros de capital en todo lo que es el tema de finanzas sostenibles ESG”, detalla.
Ruta de las finanzas verdes
Por el lado del Gobierno, el Ministerio del Ambiente (Minam) está impulsando la Hoja de Ruta de las Finanzas Verdes (HRFV) en el país, a fin de promover y acompañar al sector financiero en la implementación de acciones que incluyen el componente ambiental dentro de las actividades económicas y productivas.
Esta herramienta de gestión también establece líneas de acción y de participación de los actores involucrados, así como los plazos y medios de implementación necesarios para concretar inversiones amigables con el ambiente.
Además, involucra a instituciones financieras intermediarias, aseguradoras y fondos de pensiones (reguladas y supervisadas por la Superintendencia del Mercado de Valores). Asimismo, incorpora a la banca de desarrollo nacional e instituciones financieras no supervisadas, que buscan mejorar sus impactos sociales, ambientales y económicos.
Fuente: La Cámara