Por: Renato Reyes, Director Top4casters – Finanzas y Estrategia.
Hace poco volví de una visita familiar a EE.UU. y pude comprobar que el mecanismo de transmisión del dinero funciona de forma bastante eficiente por esos lares, permitiendo a la mayoría de los consumidores y empresas acceder a tasas de interés históricamente bajas para financiar la compra de vehículos, viviendas, activo fijo, etc. Es decir, que la política ultraexpansiva de la FED ha tenido éxito en los últimos 12 meses, sacando a la economía americana del fondo en el que cayó por la pandemia.
En la otra mano, en nuestro país, existe una problemática que preocupa mucho al BCRP y que este asume como parte de su delegación por velar la estabilidad de los precios, que es el acceso al crédito, el cual, en los últimos meses ha crecido levemente, siendo este principalmente explicado por los préstamos de Reactiva para las empresas, pero contrayéndose para personas.
Si bien es cierto, la tasa de política monetaria (TPM) se encuentra en 0.25%, los costos del crédito, de cara al consumidor y empresas, no son transmitidos adecuadamente para que dicha política pueda considerarse eficaz en su objetivo de abaratar los costos del crédito.
El otorgamiento del crédito se da a través de bancos, financieras, cajas y cualquier otra entidad financiera regulada por la SBS. Pero la pregunta que salta a la vista es: ¿Por qué el costo del dinero no fluye uniformemente hacia la sociedad, si el banco central mantiene una política ultraexpansiva?
Existen varias razones: la alta tasa de informalidad es una de ellas, la alta dolarización del sistema financiero (mayor al 20%), el bajo nivel de bancarización de la población es otra, además del bajo nivel de digitalización de los individuos, que viene de la mano de la educación financiera, la cual también es pobre.
A raíz de estos considerandos es que a los bancos se les hace tremendamente difícil prospectar los costos de riesgo de un cliente determinado; por eso somos un país que cobra tasas que, a priori, parecen altas, pero no necesariamente lo son, por cuanto existen diversos sobrecostos al admitir un nuevo cliente o gestionar la posición de un cliente existente, como por ejemplo, el costo del pasivo por conseguir recursos para fondear la operación (no están alineados con la TPM), costos de cobertura cambiaria, por calce de balance, bancarización, cobranza, entre otros, que son asumidos por la entidad, ya que el Estado hace muy poco en este sentido.
En línea con ello, flaco favor le hace el Congreso a los consumidores y empresas, poniendo topes a los costos del crédito puesto que si los costos no cubren las políticas de riesgo y los costos administrativos de los bancos, estos no les prestarán y estas personas terminarán requiriendo financiamiento en el mercado informal a tasas exponencialmente más altas.
Fuente: Gestión
Peruweek, presenta una información muy oportuna y con muy buen sustento y base legal. Información no solamente para el sector legal y político, sino también para el sector empresarial en generaly financiero..
Que sigan los éxitos alcanzados.
Muchas gracias por sus palabras estimado Pedro.