El emprendimiento en las industrias extractivas y la noción de creación de valor compartido

Por Juan Carlos Zevallos Roncagliolo[1]

Desde tiempos remotos el Perú se ha caracterizado por ser un país de gran riqueza natural. Se sabe que desde la Época Pre-Inca e Inca la actividad minera aportó una fuente de grandes minerales como el oro y la plata que fueran explotados de diversa forma y con muchos usos. Incluso en nuestros días la actividad minera ayudada de gran tecnología ha venido a constituir una de las principales actividades productivas del país. De igual manera, durante la etapa republicana el país siguió de la mano de la actividad minera, la explotación de recursos como el Guano de Arica y Tarapacá, entre otras actividades. Pero, no es hasta los últimos años del Siglo XIX y los primeros del Siglo XX que en nuestro país comenzó a explotar recursos petroleros. A mediados del siglo XX se comenzó a producir petróleo y otros hidrocarburos a gran escala a través de la Estatal Petroperú. Siguiendo este escenario, podemos establecer que incluso en los últimos años las industrias extractivas han tenido un papel inusitado en el curso económico y social del país.

Bajo este contexto, no resulta difícil afirmar que las industrias extractivas en el Perú han tenido un papel trascendental como principal catalizador de la inversión productiva y del desarrollo económico – social. En este horizonte, en el que las empresas extractivas realizan su actividad económica se hace necesario que estas consideren a sus diversos grupos de interés destacando entre ellos a las poblaciones ubicadas en las inmediaciones de las empresas y que permiten legitimar y reafirmar el sentido de la permanencia de la empresa en la zona. En esta línea, resulta fundamental para las empresas extractivas preocuparse por dejar huella para las generaciones futuras en el área de operación o espacios geográficos afectos a su actividad principal.

Es aquí donde salta a la vista el término sostenibilidad que busca crear valor al interior del proceso de emprender un negocio con la firme inclusión de los Stakeholders como lo pueden ser las comunidades y grupos de interés ubicados cerca del proyecto o del área de operación.  En el desarrollo de una actividad empresarial las empresas deben de buscar trascender a su misma existencia, generar valor compartido y poner en marcha cambios sustanciales que le permita a los pobladores de las áreas de influencia una vida más digna, duradera y con oportunidades.

En este mismo orden de ideas, consideramos que toda actividad extractiva que por naturaleza genera efectos directos en el medio ambiente y ecosistema del área local de actividad, debe compensar los efectos adversos e impactos que pueda provocar a través de la instauración de planes y programas de Responsabilidad Social Empresarial y de Relacionamiento Comunitario que le permitan contribuir firme y decididamente con el despegue de sus zona de influencia a través de la generación de oportunidades, mercados y posibilidades de desarrollo socioeconómico que le brinden legitimidad a la presencia de la empresa y una gran sostenibilidad Social.

Esto determina que las empresas extractivas abandonen concepciones desfasadas de contribución económica para fines resultadistas del negocio que permitan paliar la situación de sus áreas de influencia sin dejar rastro de su presencia, métodos y procedimientos. Lamentablemente, muchas empresas de las industrias extractivas confunden filantropía con contribución social, por lo que la orientación de los programas de Responsabilidad Social Empresarial vienen teniendo una lectura distinta a la que debería brindarse en un mundo donde las empresas vienen adquiriendo más y más responsabilidades con sus comunidades que le asignan nuevas formas de relacionamiento con su grupos de interés local.

Esta forma de enfocar la Responsabilidad Social Empresarial con planes de ejecución en el corto plazo, aún constituye práctica común al interior de determinadas empresas extractivas, que basan sus planes sociales en la realización de campañas estacionales con fines de promoción y filantropía orientadas a conservar su reputación e imagen. Lamentablemente,  esta forma de relacionamiento refleja compromisos parciales de la empresa con sus grupos de interés local, y en muchos casos, actos protocolares sin esencia ni cuerpo que evidencian una falsa contribución social y aporte comunitario.

De acuerdo a lo descrito en el párrafo precedente, se colige que las prácticas de Responsabilidad Social Empresarial de las empresas pertenecientes a las industrias extractivas en los tiempos actuales tienen alcance muy restringido y buscan la promoción de la empresa y su reputación. Dentro de este planteamiento el fin social pasa a un segundo plano. Mientras que a la luz de un enfoque de Responsabilidad Social orientado a la búsqueda de creación de valor compartido persigue la creación de valor social  y económico por medio de la integración de los grupos de interés directo y de los pobladores de las zonas de influencia al aparato productivo de la empresa con fines contributivos. Es así, que la creación de valor compartido persigue el crecimiento y despegue de las poblaciones de influencia de la empresa extractiva de la mano del conocimiento y experiencia de la empresa para generar mayores y mejores ciudadanos calificados y competentes que puedan generar rentabilidad a la empresa y puedan lograr rentabilidad a la empresa. Porter y Kramer (1991) consideran que los programas de RSC se enfocan principalmente en la reputación y sólo tienen una conexión limitada con el negocio, haciendo que sean difíciles de justificar y mantener en el largo plazo. En cambio, la CVC es parte integral de la rentabilidad y la posición competitiva de una empresa. Aprovecha la experticia y los recursos únicos de una empresa para crear valor económico mediante la creación de valor social.

A la luz de lo expuesto líneas atrás, y en aras de generar contribución social real por parte de la empresa, constituye pertinente proponer mecanismos de desarrollo socioeconómico que permitan la reactivación económica de la zona de influencia, favorecer el consumo y aportar mano de obra calificada para el desempeño de actividad comercial, productiva, técnica y profesional. Uno de estos mecanismos que pueden considerarse en este mecanismo puede ser el del emprendimiento que encuentra sus sustento en una idea creativa de negocio a un precio accesible con niveles de inversión bajo que reporten ingresos significativos que aporten desarrollo, productividad y crecimiento social de las áreas de influencia, posicionen la marca comercial de la empresa, su marca de servicio y reafirmen su presencia local. Uno de estas iniciativas económicas de emprendimiento en las industrias extractivas la podemos identificar en el empleo de mano de obra para transformar y trabajar el mineral con usos tradicionales y artesanales. Otro mecanismo, puede ser el apoyo de la empresa para poder realizar estudios de plantas de la zona u otros productos con fines médicos, nutricionales y curativos, entre otros usos. De igual manera, se puede contribuir activamente con la sociedad por medio de la capacitación productiva para desempeñar labores agrícolas, pesqueras, entre otras que generen el surgimiento de un mercado productivo y favorezcan el consumo en la zona. Otra forma de emprendimiento podemos encontrarlo en la implementación de hoteles, restaurantes, bares, tiendas comerciales con artesanía ancestral que puedan favorecer cadenas productivas y en otros casos incentivar Cluster[2] empresariales definidos según la industria extractiva.

Toda medida de creación de valor compartido económica y social debe de descansar en una adecuada interrelación de la empresa con su entorno que reporte a esta un gran retorno social, económico y financiero que le permita integrar a estos grupos sociales en su cadena de producción, proyectando una absoluta e integral compromisos de la empresa con su área de influencia que evidencia interés directo, real y permanente en el desarrollo local con la producción de mercado, consumo, productividad y desarrollo socioeconómico y cultural. Por ejemplo, si nos encontramos dentro del sector minero, podemos identificar como iniciativa de emprendimiento aquella que busque tratar el mineral de la empresa minera para que a través de un trabajo de orfebrería se pueda crear joyas de diversas formas, tamaños y diseños que puedan exportarse. Este es el caso de Compañía Minera Buenaventura que favorece actividades productivas de desarrollo local en el campo de la pesca, agricultura, avicultura e industria. En todas estas actividades se pone en evidencia el compromiso cabal y permanente de la empresa con su área de influencia a través de una articulación de políticas internas en lo social que consoliden la posición de la empresa, favorezcan la producción, el desarrollo, el consumo e impliquen retornos concretos para la empresa en el plano económico que haga sostenible su presencia local y genere la instauración de un sistema económico local. En esta línea, el nivel de emprendimiento patrocinado y dirigido por empresas como Buenaventura evidencia un nivel de integración empresa-comunidad que agrega valor social, económico y permite rentabilizar la marca de la empresa, su reputación y, además favorece la competencia y productividad local y al interior de la empresa. Otras empresas con planes integrales de generación de valor son Xstrata del Perú, Antamina y Southern Perú.

En conclusión, y luego de lo aquí desarrollado, podemos establecer que desde tiempos inmemoriales el Perú se ha caracterizado por ser un país de riqueza natural. Incluso en los últimos años las industrias extractivas han tenido un papel inusitado en el curso económico y social del país. El emprendimiento a través de iniciativas empresariales sustentadas en ideas productivas con bienes y productos atractivos favorece el desarrollo, el progreso y el avance socioeconómico, generando una integración plena empresa-comunidad, favoreciendo el crecimiento económico y el progreso social. En suma,  resulta relevante y fundamental para las empresas extractivas preocuparse por dejar huella para las generaciones futuras en el área de operación o espacios geográficos afectos a su actividad principal. Toda actividad extractiva que por naturaleza genera efectos directos en el medio ambiente y ecosistema del área local de actividad, debe compensar los efectos adversos e impactos que pueda provocar a través de la instauración de planes y programas de Responsabilidad Social Empresarial y de Relacionamiento Comunitario. Esta forma de enfocar la Responsabilidad Social Empresarial con planes de ejecución en el corto plazo, aún constituye práctica común al interior de determinadas empresas extractivas, que basan sus planes sociales en la realización de campañas estacionales con fines de promoción y filantropía orientadas a conservar su reputación e imagen. La creación de valor compartido persigue el crecimiento y despegue de las poblaciones de influencia de la empresa extractiva de la mano del conocimiento y experiencia de la empresa para generar mayores y mejores ciudadanos calificados y competentes que puedan generar rentabilidad a la empresa y puedan lograr rentabilidad a la empresa. En aras de generar contribución social real por parte de la empresa, constituye pertinente proponer mecanismos de desarrollo socioeconómico que permitan la reactivación económica de la zona de influencia, favorecer el consumo y aportar mano de obra calificada para el desempeño de actividad comercial, productiva, técnica y profesional. Uno de estos mecanismos que pueden considerarse en este mecanismo puede ser el del emprendimiento que encuentra sus sustento en una idea creativa de negocio a un precio accesible con niveles de inversión bajo que reporten ingresos significativos que aporten desarrollo, productividad y crecimiento social de las áreas de influencia, posicionen la marca comercial de la empresa, su marca de servicio y reafirmen su presencia local. En esta línea, el nivel de emprendimiento patrocinado y dirigido por empresas como Buenaventura, . Xstrata del Perú, Antamina y Southern Perú evidencian un nivel de integración empresa-comunidad que agrega valor social, económico y permite rentabilizar la marca de la empresa, su reputación y, además favorece la competencia y productividad local y al interior de la empresa.


Bibliografía

Historia de la Industria del Petróleo en el Perú Desde sus comienzos hasta la fecha

http://www.osinerg.gob.pe/newweb/uploads/GFH/Historia%20del%20Petroleo%20Peru.pdf

 

Efecto de la Minería sobre el empleo, el producto y la recaudación en el Perú

http://www.snmpe.org.pe/informes-y-publicaciones-snmpe/efecto-de-la-mineria-sobre-el-empleo-el-producto-y-recaudacion-en-el-peru.html

La Creación de Valor Compartido. Harvard Business Review. Porter, Michael y Kramer, Richard. Ene. 1991.

 

La Minería Responsable y sus Aportes al Desarrollo del Perú

http://www.mzweb.com.br/bvn/La_Mineria_Responsable_y_sus_Aportes_al_Desarrollo_del_Peru_Por_Roque_Benavides_Ganoza.pdf

 

[1] Abogado especialista en Derecho Corporativo, Laboral y Negociación con experiencia relevante en empresas mineras, instituciones de salud, empresas de construcción y de consultoría.

[2] Es importante señalar que la palabra “Cluster” no pertenece al idioma español. El diccionario de la Real Academia Española no da cuenta de ella. Si recurrimos al Diccionario Compacto Oxford vemos que define Cluster como: Un grupo de cosas similares posicionadas o que ocurren de manera cercana entre

Written by Miguel Ampudia Belling

Abogado por la UNMSM. Maestrando en Gerencia Pública por la Escuela de Posgrado - Universidad Continental. Miembro fundador del Grupo de Estudios de Derecho Mineroenergético – GEDEM. Director de Peruweek.pe.
(Contacto: +51 980326610 | peruweek@peruweek.pe)

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