Por: María A. Quintana Gallardo, Directora del Área de Solución de Controversias y Legaltech en Caro & Asociados
El pasado sábado 16 de octubre se publicó en el Diario Oficial El Peruano el Decreto Supremo N° 164-2021-PCM, que aprueba la Política General de Gobierno para el período 2021–2026.
Dicha política está compuesta por un conjunto ejes y líneas de intervención a través de los cuales se concretan medidas que se orientan al desarrollo integral del país. Al respecto, se detallan 2 ejes de especial relevancia en materia tecnología, innovación y transformación digital, los cuales reflejan la necesidad de implementar diferentes medidas de desarrollo tecnológico para estar a la vanguardia en el entorno digital al que nos enfrentamos en la actualidad, y así, promover el desarrollo y seguridad digital en el país.
El primero de ellos es el Eje Número 3, sobre el impulso de la ciencia, tecnología e innovación, los cuales se presentan como “pilares del desarrollo”. Sobre ello, considero de especial trascendencia este eje puesto que pone de manifiesto y por escrito una necesidad latente; la ciencia, la tecnología y la innovación son una pieza clave en el desarrollo del país.
Hoy, sobre todo si tenemos en cuenta la coyuntura en la que nos encontramos, es evidente que se necesita de ciudadanos innovadores que desarrollen diferentes competencias, especialmente en el ámbito de la investigación y la ciencia, para poder ofrecer diferentes soluciones a los nuevos problemas que se nos presentan. Promover una cultura científica, orientada a la optimización de productos y servicios, convertirá al Perú en un país más evolucionado y menos dependiente en diferentes ámbitos del desarrollo: tecnología, salud, infraestructura, protección ambiental, etcétera.
Al plantear el Eje Número 3 en la Política General de Gobierno, se exhorta –e incluso obliga– a las diferentes entidades públicas a adoptar medidas para impulsar este aspecto tan fundamental, el cual deberá ser tomado en cuenta en cada una de las decisiones que se adopte a futuro. El desarrollo tecnológico, en estos tiempos, no es una alternativa; es una necesidad, y como tal es obligación del Estado tenerla presente para así generar conciencia y adoptar de medidas orientadas a resultados que logren simplificar la vida de los ciudadanos en general.
Una de las líneas de intervención más importante de este eje es la de proponer la creación de un ministerio de ciencia e innovación tecnológica. Sobre ella se han presentado diferentes posturas, tanto a favor como en contra. Lo cierto es que no resulta descabellada la idea de proponer la creación de este ministerio, habida cuenta de que esta ha sido una medida adoptada previamente en otros países como Colombia, Chile, Brasil, etcétera.
Al respecto, considero que esta medida podría resultar bastante fructífera siempre que se encuentre realmente encaminada a la reducción de brechas y creación de oportunidades en materia de ciencia, tecnología e innovación, y no resulte en un mecanismo más de burocratización, y, por el contrario, termine por erradicar la transversalidad que caracteriza a estas materias, desnaturalizándolas.
Un ministerio de ciencia e innovación tecnológica representa una interesante propuesta en cuanto que sería un mecanismo ideal para poder articular y coordinar el trabajo de diversas entidades públicas que se desenvuelven en estos aspectos de manera aislada. Además, deberá contar con un informe de gestión donde queden claras las metas proyectadas y alcanzadas en cada periodo. A modo de ejemplo, el Informe de Gestión y Resultados Minciencias (Colombia) detalla con claridad sus objetivos, dentro de los cuales destaco el “Fomentar la generación y uso del conocimiento científico y tecnológico para la consolidación de la sociedad del conocimiento” (1) para el cual se establece una serie de acciones sistémicas a implementarse como: “Incrementar la calidad de la investigación y trasladar sus resultados en impactos sobre las esferas económica, social y ambiental. Incorporar el país en tendencias internacionales de la ciencia que promuevan redes de trabajo globales y abiertas, etcétera.” (2).
Al respecto, dentro de sus principales logros al 2020 se tuvo que: “311 proyectos fueron calificados como de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico o Innovación, pudiendo acceder al Beneficio tributario de Ingresos No Constitutivos de Renta y/o Ganancia Ocasional. Se apoyaron 1.100 Organizaciones articuladas en los Pactos por la innovación, etcétera.” (3). Asimismo, se plantea el eje número 8, sobre Gobierno y transformación digital con equidad. Este eje va de la mano con el eje número 3 y lo complementa. Así, se establece como objeto de este: “Garantizar el acceso inclusivo, seguro y de calidad al entorno digital y el aprovechamiento de las tecnologías digitales en todas las regiones del país para consolidar la ciudadanía digital considerando sus condiciones de vulnerabilidad y diversidad cultural.” Al respecto, considero que este Eje refleja dos hechos que no podemos desconocer: los riesgos que supone la implementación de las nuevas tecnologías y la brecha que existe en el acceso al entorno digital y el aprovechamiento de estos recursos.
Efectivamente, es impensable hablar de desarrollo si es que no mantenemos una visión integral de todas las cuestiones que se suscitan. El uso y aprovechamiento de las tecnologías es un derecho de todos, y como tal, debe tenerse presente la inclusión de los grupos excluidos y reprimidos de nuestro país y plantearse medidas para que el uso de los recursos tecnológicos este al alcance de todos los peruanos.
“Según INEI, en el Perú existe un promedio de 10 millones de habitantes completamente desconectados sobre una población total de 32 millones”(4). Ello deja en evidencia que todavía queda un largo camino por recorrer para que las tecnologías estén al alcance de todos, siendo una de las principales necesidades de digitalización, la que se refleja en el ámbito de la educación, primordialmente en un contexto de pandemia como en el que nos encontramos, es necesario que todas las escuelas y hogares pueden acceder a herramientas tecnológicas para no verse paralizadas sus actividades. Además, se debe tener en cuenta los riesgos que representan las nuevas tecnologías y el entorno digital. Para ello, será necesario crear políticas de concientización y prevención de estos riesgos, para que todas las personas puedan desenvolverse en un ambiente seguro, que no vaya a generarles ningún tipo de perjuicio. Lo cual, de manera mediata, también promoverá la confianza en su uso, y una paulatina transición a un país más digital y conectado.
Fuente: Jurídica (El Peruano)
1) Informe de Gestión y Resultados Minciencias – 2020: https://minciencias.gov.co/sites/default/files/2._informe_de_gestion_y_resultados_minciencias_2020_v02_31-03-2020.pdf
2) Informe de Gestión y Resultados Minciencias – 2020: https://minciencias.gov.co/sites/default/files/2._informe_de_gestion_y_resultados_minciencias_2020_v02_31-03-2020.pdf
3) Informe de Gestión y Resultados Minciencias – 2020: https://minciencias.gov.co/sites/default/files/2._informe_de_gestion_y_resultados_minciencias_2020_v02_31-03-2020.pdf
4) https://www.telesemana.com/blog/2021/09/06/los-desafios-de-la-brecha-digital-10-millonesde-peruanos-no-usan-internet-por-coberturacostos-y-falta-de-interes/