Por: Francisco Pantigoso, Catedrático de las Universidades del Pacífico, UPC y UCSUR
Algo no va bien… en lo tributario. Veamos.
Cuando un emprendedor, que tiene la opción de acogerse al Nuevo RUS y pagar 20 soles al mes menos las percepciones respectivas (sí, léase bien, 20 soles menos el descuento de los créditos por percepciones sufridas, lo que genera que inclusive no se pague nada en un mes),y no desea hacerlo, lo que se advierte es que pasa algo grave desde la conciencia misma del deber de contribuir de ese sujeto. Algo pasa en la cabeza de ese empresario. Algo que está quizá enquistado desde una infancia sin lecciones de deberes éticos, sin cursos sobre conciencia cívica.
Ese emprendedor, si se acoge -en el ejemplo- al Nuevo RUS, estará sumamente atento a no salirse del referido Régimen, es decir, apenas esté por llegar a los consabidos 8 mil soles del tope de acogimiento, seguro pasará la voz a un familiar para que siga “boleteando” por él, generando el “enanismo” elusorio.
Y finalmente no pasa nada. Y no cambia nada. Es más, los amigos aplaudirán al vivo que no paga, que no aporta al Fisco. Se le tilda incluso de un “ejemplo a seguir”.
Y el Estado, a la vez en el otro lado de la moneda, no tiene la voluntad política de salir a incrementar la base de contribuyentes.
Quizás está arraigada en la cabeza de la Administración aquella frase de Adam Smith que alude a la “economía de la recaudación”, es decir, hay que recaudar más que los costos mismos de ello, y resultará siempre más atractivo, efectivo y rentable irse contra las grandes empresas, contra los formales de siempre, aquellos que soportan a la masa de informales y sustentan los servicios que se supone también favorecen a estos últimos.
Y cuando el Estado ha tenido la oportunidad de simplificar los Regímenes, es decir, modernizar la tributación (como sucedió con las últimas facultades delegadas en el 2020), no lo hace, y deja pasar –una vez más- la gran oportunidad del cambio. Inercia, desidia, y finalmente un mal ejemplo.
Por eso reiteramos: algo va mal en lo tributario. Desde el lado del contribuyente evasor y elusor (que son conceptos ojo distintos), hasta el lado del Fisco mismo, inerte, fiscalizando a los mismos moribundos de siempre.
Pero en verdad, en puridad hablando, el Fisco no tiene mayores culpas aquí; simplemente cumple la norma y recibe la orden de aumentar la caja fiscal y sale a matar. Reiteramos, aquí que la causa del problema es el Estado y su voluntad de cambio, lo que está en juego.
No se trata entonces de seguir (y sin reacción alguna) con cuatro Regímenes simultáneos, olvidándonos de que existe una pandemia que ha generado una crisis económica, cobrar impuestos por facturas emitidas y no cobradas, y no ayudar al contribuyente formal que está sin liquidez, permitiendo que el informal siga sin tributar, de acuerdo a su capacidad contributiva.
Esto que uno escribe, parece más de lo mismo. Es como si se repitiera una escena de hace diez o veinte años atrás.
Es el momento y oportunidad entonces de efectuar los cambios necesarios. Por un nuevo país y orden tributarios, y corregir ese “algo no va bien”, por una esperanzadora frase “algo se ha ordenado y vamos por un buen camino”.
Tenemos la oportunidad, en estas Elecciones, de que la frase sea distinta.
Fuente: Gestión