Según cifras del INEI, comentadas en el Diario Gestión (18.02.2019), en Lima Metropolitana, el ingreso promedio mensual proveniente del trabajo durante el trimestre noviembre 2018-enero 2019 fue menor en S/ 29.10 en comparación con el trimestre similar del año anterior.
En las zonas urbanas del país, añade el INEI, al cierre del 2018, los ingresos mensuales alcanzaron los S/ 1,560.30, en promedio, lo que significó un incremento de apenas 1.1% respecto al año 2017 (S/17.20).
Considerando que la inflación de 2018 ha sido de 2.48%, el peruano promedio que trabaja ha perdido poder adquisitivo (Editorial Diario Gestión 20.02.2019).
La informalidad por su parte es aún mayor al 70%, lo que evidencia que no se vienen aplicando medidas concretas que permitan disminuirla.
En un contexto como el actual, con altas tasas de empleo informal y con reducción en el poder adquisitivo, hitos que sin duda influyen en un bajo índice de afiliación y aportes a la seguridad social, no es razonable pensar en permitir que los trabajadores retiren sus fondos de pensiones para emplearlos en fines distintos para los que fueron creados, como financiar una vivienda, cubrir necesidades durante el desempleo, o cualquier otro objetivo distinto al previsional. Si bien para algunos el Estado no puede asumir un rol paternalista, la conocida poca preocupación por parte de las personas en su vejez, obliga a tomar este tipo de medidas restrictivas, ya que de lo contrario la sociedad en su conjunto asumirá en el futuro el costo de contar con personas carentes de total protección social. Para algunos ese rol corresponde al Estado, pero seamos realistas, nuestro Estado no es el de bienestar europeo para asumir pensiones y tampoco pretendemos serlo.
Volviendo al tema laboral, vemos que el panorama no ha mejorado. La informalidad sigue alta y los ingresos bajos. Sin duda lo primero impacta en lo segundo pues la informalidad no solamente supone que el empresario se desenvuelva en el sector informal no otorgando beneficio laboral alguno a su personal y pagando remuneraciones inferiores al mínimo vital sino también se refiere al empresario formal que sigue generando informalidad. Esta informalidad en lo formal se manifiesta en la contratación fuera de planillas, el uso irregular de contratos temporales, el pago de parte de los salarios fuera de planilla, entre otras situaciones, que en nuestra opinión, no surgen gratuitamente sino también por efecto de la rigidez del sistema laboral, los altos costos laborales, etc.
Detengámonos en el pago de remuneraciones fuera de planilla o lo que llamo “informalidad salarial”. Lo que ocurre en este caso es que parte de las remuneraciones de los trabajadores se pagan de manera informal, exigiéndose al trabajador que gire un recibo por honorarios, que puede ser de un tercero, abonándose el dinero en efectivo o mediante depósitos del exterior de empresas vinculadas, etc. Esta conducta obedece, muchas veces, al alto costo laboral no salarial que existe en nuestro país. Recordemos que bordea el 50%, es decir, que por cada S/1 que paga el empleador, S/ 0.50 se adicionan como costo laboral. ¿Qué incentivos tiene el empleador formal en este escenario para pagar todo el salario en planilla o simplemente incrementarlo?
Pagar parte de la remuneración fuera de planilla es una conducta reprobable pero no nos quedemos solamente en la crítica. La legislación contempla una serie de ingresos no remunerativos que pueden emplearse para mejorar la condición económica del personal sin incurrir en mayores costos laborales, como por ejemplo, cubrir los pasajes del personal, ayudarlos con los gastos escolares, apoyarlos en su alimentación, entregarles bienes de propia producción del empleador, entre otros. Sin embargo, muchas veces son insuficientes pues el empleador aún considera que el costo es alto y además muchos de ellos no se pueden pagar con frecuencia mensual.
Debería evaluarse permitir al empleador que un porcentaje de los ingresos de su personal, entre el 15-20% por ejemplo, pueda ser pagado mensualmente sin que ello genere mayor costo laboral. Hace unos años se evaluó el pago de una suma mensual no remunerativa pero se optó por introducir el acertado sistema de las prestaciones alimentarias. Quizás sea hora de volver a analizar dicha posibilidad pues el foco de atención no debe limitarse al sector informal, lo cual sin duda es urgente sino también a la informalidad de los formales.
Fuente: Gestión