El pasado 18 de septiembre, miles de escoceses acudieron a las urnas para decidir mediante un referéndum la independencia de su nación. La participación en la decisión fue abrumadora, 85% de la población electoral acudió a la votación. Los resultados fueron anunciados al día siguiente y con un resultado final de 55% en contra y 45% a favor, los escoceses le dijeron no a su independencia. A raíz de estos acontecimientos, el presente editorial abordará algunos conceptos, que pueden resultar difusos, desde el Derecho Internacional a fin de esclarecer la situación jurídico-política de esta nación.
Para empezar, es importante distinguir entre los conceptos de Estado y Nación. El primero está referido a una comunidad políticamente organizada a través de instituciones, normas jurídicas y autoridades. En otras palabras, el Estado es una entidad estructural. El segundo, en cambio, es un concepto más subjetivo referido al vínculo que une a determinados sujetos con una comunidad. Así, en un mismo Estado pueden coexistir varias naciones. Justamente, ese es el caso de Escocia, una de las naciones que forma parte del Estado Federal del Reino Unido (lo conforman también Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales).
La historia del Reino Unido se remonta a varios siglos atrás. Escocia, por ejemplo, comenzó a formar parte de este hacia 1600, cuando la corona inglesa recayó en su Rey; pese a ello, Escocia se mantuvo separada de Inglaterra durante un siglo. Recién, en 1707 ratificó el Acto de unión que un siglo después ratificaría Irlanda, consolidando la formación del Reino Unido. Desde sus orígenes, este Estado estuvo caracterizado por la autonomía y fuerza que tuvieron las sociedades regionales de las naciones que lo conformaban.
Ahora bien, ¿por qué Escocia pudo pedir mediante referéndum su independencia cuando otros pueblos de la región no han podido hacerlo? La resolución de 1514 de las Naciones Unidas reconoce la libre autodeterminación de los pueblos. Este principio tiene como límite la protección de la soberanía y unidad de los Estados conformados en siglos pasados. Actualmente, varios de los pueblos que conformaron esos Estados buscan su reconocimiento como entidades independientes, uno de los casos más comentados es el de Cataluña. Sin embargo, Escocia se diferencia de ellos por dos razones: i) al momento de constituirse el Reino Unido, Escocia era una entidad soberana bastante fuerte, ii) el acuerdo de unificación dejó en su carta constitutiva la posibilidad de realizar un referéndum a futuro.
Pese a que los resultados ya están definidos, ¿cuál fue la razón detrás de este referéndum? Según Farid Kahhat, los separatistas escoceses deseaban implementar una serie de políticas económicas contrarias a la “austeridad y reducción de las prestaciones del Estado de Bienestar” típicas de los conservadores británicos, y esto solo se lograría con su completa autonomía. Resulta interesante también conocer los puntos que se hubieran tenido que discutir si el “sí” hubiera resultado ganador. Para empezar, Inglaterra y Escocia hubieran tenido que negociar las reservas petroleras y las bases de armamento nuclear que se encuentran dentro del territorio escosés. Asimismo, se hubiera tenido que discutir si Escocia seguiría usando la libra esterlina y si pasaría a formar automáticamente parte de la Unión Europea o tendría que iniciar un proceso para ser parte de ésta. Hay quienes dicen que incluso se hubiera tenido que discutir un cambio en la bandera.
Lo cierto es que como resultado del referéndum, los cambios que se generaron tuvieron un mayor peso en el campo económico. La subida en las encuestas del “sí” produjeron una distorsión en la bolsa de valores de ese país debido a la caída del precio de las acciones. Además, pese a quedarse en el Reino Unido, no puede negarse que los escoceses sí ganaron mayor autonomía. Lo sucedido, sin embargo, no está exento de evitar que se desencadene un efecto dominó en otros pueblos. Especialmente, con Cataluña en miras de realizar una consulta de autodeterminación el 9 de noviembre y el referéndum prometido por David Cameron sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Sin duda, los referéndums que persiguen independencias constituyen fenómenos particularmente delicados debido a las connotaciones políticas que involucran; más aun, si revisten el riesgo de expandirse en un mundo globalizado.
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