La pandemia de la desigualdad

Jorge Toyama

Por: Jorge Toyama, Socio de Vinatea & Toyama 

La desigualdad es uno de nuestros grandes males. Tras la pandemia, lo será más y crecerán las brechas pues el impacto de la crisis no es igual para todos los trabajadores. Hace más de un año la pandemia profundiza estas diferencias. Será un gran reto para el nuevo gobierno revertirla.

Por ejemplo, la mayoría de los servidores públicos recibe sus sueldos puntualmente (aun cuando en algunas entidades se dejó de contratar). Inclusive, el Congreso dispuso la estabilidad laboral automática para cerca de 250 mil servidores CAS. Y en el sector salud, como era necesario, se ha incrementado la contratación de profesionales de la salud. En el sector privado, en cambio, se ha perdido más de dos millones de empleos: un grupo los ha recuperado felizmente, otros tuvieron que reinventarse (más de la mitad ha variado o complementado su forma de trabajo), un buen número pasó a la informalidad (ha crecido hasta más de 75%) y, finalmente, los desempleados se han duplicado y hoy llegan al millón. Claramente, los trabajadores del sector privado se vieron más impactados ya sea por la destrucción de empleos, la reducción y demora en el pago de sus sueldos, de suspensiones laborales perfectas y hasta de liquidaciones.

En cuanto a sueldos, el impacto ha sido desigual, inclusive en el sector privado. En promedio, los sueldos han caído 20% por reducciones salariales, congelamiento de aumentos, migración del mundo formal al informal, supresión de posiciones, negociaciones colectivas retrasadas, etcétera. En contraste, un grupo de trabajadores si recibió aumentos (y hasta bonos) en actividades como servicios de salud, alimentos y productos de primera necesidad.

En el mundo formal, los trabajadores de la costa y de zonas urbanas perdieron más que los que laboran en la selva y sierra. También los jóvenes y mujeres son los que más han perdido. En el mundo informal, los independientes sufrieron el mayor impacto. Se aprecia también diferencias entre los que laboran en remoto versus los presenciales. Hay más de 200 mil en remoto, ellos han tenido la posibilidad de protegerse mejor del virus, pero han tenido que conciliar trabajo y hogar, aun con jornadas extensas, mientras que los que acuden presencialmente se exponen mucho más. Asimismo, el grupo de riesgo que no puede ir presencialmente ni puede hacer trabajo remoto sigue cobrando sueldos, generando obligaciones extras en las empresas más afectadas.

¿Qué hacer? El país requerirá de medidas según colectivos de trabajadores, una cirugía fina. Los diferentes grupos están necesitando subsidios, prestaciones por desempleo, aseguramiento previsional, asistencia técnica, reconversión laboral o una combinación de estas medidas. Lo esencial será reformar la seguridad social para implementar mínimos estatales, contribuciones obligatorias de ambas partes, así como aportes voluntarios que mejoren las coberturas. En protección social requerimos fomentar y exigir el aseguramiento universal, una urgente reforma que integre lo público y lo privado y universalice y equipare un mínimo de garantía para todos.

Fuente: Gestión

Written by Miguel Ampudia Belling

Abogado por la UNMSM. Maestrando en Gerencia Pública por la Escuela de Posgrado - Universidad Continental. Miembro fundador del Grupo de Estudios de Derecho Mineroenergético – GEDEM. Director de Peruweek.pe.
(Contacto: +51 980326610 | peruweek@peruweek.pe)

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