Por: MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ MACKAY
Las movilizaciones de los estudiantes en Hong Kong, que llevan silenciosamente cerca de un mes protestando por una verdadera democracia, podrían estar entrando en una fase de complejidades propias del tiempo transcurrido. Habría un nivel de agotamiento entre quienes promovieron la causa y ello es lo que los ha llevado incluso a comenzar a sostener que habrían entrado en una nueva etapa que exige de los promotores la adopción de estrategias y negociación para tratar de lograr sus altruistas objetivos. Pareciera que hubo en las últimas horas cierta señal de divisiones internas entre los organizadores, en su mayoría adolescentes y jóvenes. Para algunos se trataría de la ausencia en el movimiento de desobediencia civil de un liderazgo integral que permita una actuación cohesionada que habría perdido. Los estudiantes contaron en un primer momento con el decidido apoyo de los fundadores de Occupy Central y estos, en cambio, han optado por dar un paso atrás y dejar el liderazgo en manos de los estudiantes. Esta decisión, que permitió un alto grado de autonomía a los participantes en las protestas, pondría al descubierto ciertas fisuras, como acaban de reconocer los propios líderes de los manifestantes que rodean la sede del Gobierno autónomo en Admiralty. Los universitarios fueron capaces de bloquear calles en el barrio de clase trabajadora de Mong Kok, del que han terminado pensando que actúan en nombre propio y sin convicciones. El movimiento de desobediencia civil, realistamente no ha visto hasta ahora avances significativos en el diálogo que mantuvo hasta hace pocos días con el gobierno autónomo, y trata de decidir ahora cómo quiere enfrentar el futuro inmediato de cara a no renunciar en sus aspiraciones de lograr elecciones realmente libres en Hong Kong. El gobierno identifica sus debilidades pero los estudiantes no deberían bajar la guardia.
Fuente: Correo