Por: Mauricio Olaya, Socio principal y director del área de derecho corporativo y M&A del estudio Muñiz.
¿Qué aceleran y que detienen las decisiones de venta en pandemia? Las siguientes afirmaciones, relacionadas con el mercado de fusiones y adquisiciones, son las que se repiten estos días. Analicémoslas:
El temor es un impulso en la decisión de venta. En las empresas familiares, en especial, más de un accionista se pregunta si es momento de vender. La decisión podría no ser inmediata, en la medida que no considere propicio el momento en términos de valor, pero sí es una cuestión de debate, dados los riesgos que enfrenta el negocio frente a la administración de la liquidez.
La necesidad es un impulso en la decisión de venta. Algunas corporaciones se han visto en la necesidad de evaluar la venta de algunas de sus empresas, líneas de negocio o activos, para lograr la liquidez necesaria para salvar la propia empresa o algunas de sus empresas core.
La regulación es un impulso en la decisión de venta. Sin duda, la próxima entrada en vigencia de la norma de control previo —que impactará en las concentraciones de mercado derivadas de las fusiones y adquisiciones— ha alentado el inicio de algunos procesos. La idea es lograr un cierre antes de que ello ocurra. La decisión del Congreso de no solo incluir ajustes perjudiciales a la regulación previamente aprobada por el Ejecutivo restringen las alternativas. A ello se suma que se prevé una aplicación con anterioridad al primero de marzo (fecha prevista en la norma del Ejecutivo), lo que puede tener un doble efecto: acelerar el cierre o, en los casos que no es posible, generar el retiro de algunos interesados o impedir la transacción.
Los cambios políticos inhiben la decisión de compra. Sin duda. Las crisis políticas y los procesos electorales incorporan un riesgo que puede tener un impacto en el valor o la decisión. Algunos procesos se diferirán a la espera de los resultados y a cómo el panorama se defina. La referencia a que “el peor gobierno es el que está por venir» está calando, más cuando los políticos siguen dándole la espalda al empresario formal.
La oferta mundial crea más competencia entre los vendedores. Debido a la crisis hay una gran cantidad de empresas que requieren de la espalda financiera de un comprador o nuevo controlador. Dado que es un problema global, habrá una gran oferta, pero la demanda no sería equivalente. Las empresas peruanas interesadas en despertar el interés de fondos de inversión o estratégicos internacionales competirán con otras de similares y necesidades, no solo de la región, sino del mundo.
El interés por los negocios resilientes anima a los compradores. La crisis impacta positivamente en el valor y en las expectativas de crecimiento de empresas posicionadas en algunos sectores y. por ende, incrementa el interés de los fondos de inversión, los inversionistas estratégicos y los family offices. Empresas de tecnología, salud o infraestructura se ven favorecidas por su resiliencia y su potencial. El interés por industrias vinculadas a necesidades básicas también se ve fortalecido.
El fin de las medidas de apoyo impulsa fusiones más que quiebras. Muchas empresas vienen operando con ‘respirador mecánico’, con los recursos otorgados por el gobierno. Es probable que esta sea la razón por la cual todavía no vemos el ingreso de un número mucho mayor de empresas a Indecopi. Salvo que haya una real reactivación económica, muchas empresas probablemente tengan que cambiar de manos o ingresar a procesos de fusión u otros.
la coyuntura tiene diversos impactos, lo que impulsará o inhibirá, privilegiará o afectará, acelerará o acompasará los M&A, pero siempre despertará el interés en mayor o menor medida. Incluso en medio de aguas turbulentas, sus actores pueden ser una oportunidad o una salvación, según “el lado de la calle en el que cada uno este parado».
Fuente: Semana Económica