Por: Jorge Guillén (PhD in Economía de West Virginia University)
El Gobierno anunció un nuevo subsidio para recuperar el nivel de empleo formal en el país y favorecer la contratación de profesionales jóvenes. ¿Cuán efectiva podría ser esta iniciativa en el escenario actual?
La crisis sanitaria y económica en el Perú, a causa de la pandemia de la COVID-19, ha impactado de manera directa en el empleo. Solo entre marzo y mayo de este año, el empleo formal disminuyó casi un 40 %. Hoy, esta caída es de un 20 %. Esta situación reduce las oportunidades laborales, sobre todo para los profesionales más jóvenes, es decir, la nueva población económicamente activa (PEA).
En ese sentido, el Gobierno anunció la entrega de un subsidio focalizado que se entregaría por seis meses a las empresas para cubrir entre el 35 % y 55 % de su planilla de personal. La propuesta fue realizada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE). Pese a las buenas intenciones, es necesario analizar si la iniciativa tendrá los resultados esperados.
Apoyo financiero
El subsidio se entregaría solo para el pago de remuneraciones de trabajadores contratados de manera formal con sueldos de hasta S/2400 y todos sus beneficios laborales. Además, se entregarían a las empresas que registren una caída del 30 % en sus ventas entre abril y mayo de este año, comparado con los ingresos del 2019.
Según el MTPE, el subsidio beneficiaría a cerca de 350 000 peruanos. Así, se busca cumplir cuatro objetivos: recuperar los empleos que se perdieron, generar nuevos contratos, formalizar el empleo e impulsar la contratación de jóvenes. No obstante, cumplir estos objetivos resultaría muy complicado en el contexto actual.
Experiencias previas
Los bonos otorgados previamente por el Gobierno a la población no han generado el impacto deseado. En los últimos seis meses, se otorgaron S/760 en bonos, que no es suficiente para cubrir la canasta básica de los hogares peruanos más vulnerables. En ellos, el gasto por persona es de S/300, en promedio. Ello explica el aumento de los contagios, ya que estas personas necesitan salir de casa para ganarse la vida.
A nivel regional, otros países sudamericanos han logrado coberturas mucho mayores con los subsidios otorgados, que llegaron a favorecer hasta a la clase media alta. Por ejemplo, Colombia y Chile ya emitieron hasta tres incentivos desde que inició la pandemia. A todo ello, debemos sumar que el déficit fiscal para este año ya equivale al 10 % del producto bruto interno (PBI).
Proyecciones complicadas
Según estimaciones del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y diversos think tanks, los niveles de empleo previos a la pandemia en el Perú recién se recuperarían en el 2022. Inicialmente esperábamos que la recuperación ocurriera en forma de V, es decir, una fuerte caída y luego un ascenso igual rápido. Sin embargo, ahora proyectamos que la curva de recuperación será mucho más larga.
La baja demanda laboral, la disminución de la capacidad operativa de las empresas y el costo de una relación laboral son factores que podrían reducir la eficacia del subsidio como incentivo. Una acción más recomendable en este momento sería impulsar la inversión pública para acelerar la oferta y demanda en el mercado, ya que el sector privado demorará en recuperarse.
Fuente: Conexión ESAN