Por Javier Vásquez Laguna
Abogado. Miembro del Estudio Muñiz, Olaya, Meléndez, Castro, Ono & Herrera Abogados.
Los avances tecnológicos nos ayudan a realizar diversas actividades de forma eficiente. En este contexto, la metodología Building Information Modeling (o BIM, por sus siglas en inglés) se muestra como uno de los esquemas a ser usados no solamente en los proyectos de gran envergadura, sino en proyectos que implican una inversión menos considerable de capital.
Este modelo se ha desarrollado desde hace casi dos décadas en el mundo y en los últimos años viene adquiriendo presencia en nuestro medio, por lo que resulta necesario su adecuada comprensión.
Aun cuando suele confundírsele con el software utilizado en su implementación, la metodología BIM es, antes que todo, una filosofía de trabajo que conjuga diversas sistemáticas, modelos, estrategias, tecnologías y estándares, permitiendo la formulación, diseño, construcción, operación y mantención de proyectos de infraestructura mediante la colaboración integrada de todos los involucrados en las diversas etapas.
De esta forma, un proyecto realizado con la metodología BIM representa de manera gráfica y digital a todas las características físicas y funcionales de un proyecto, logrando compartir y obtener toda la información relevante para la mejor toma de decisiones en todas las etapas del proyecto.
La metodología BIM permite no solo llegar a un modelado, sino también un adecuado análisis 4D (tiempo), 5D (costos involucrados), 6D (operación), 7D (sostenibilidad) y 8D (seguridad), logrando mediante la colaboración, en todos los niveles, la mejora del proyecto gracias al aporte colaborativo integrado. Este conglomerado de información, continuamente puesta bajo análisis de todos los involucrados, facilita una solución integrada de los posibles conflictos que puedan eventualmente presentarse, con altos niveles de flexibilización, previendo diversos escenarios antes de su ocurrencia, conduciendo a los actores a diseñar planes de contingencia con una prudente antelación y permitiendo elegir aquella solución que maximice los beneficios.
Sin duda, la detección temprana de conflictos es, posiblemente, una de las mayores ventajas que nos ofrece esta metodología. Ser capaces de analizar los conflictos y las soluciones desde diversas aristas (visualizados en un modelo tridimensional) facilita la prevención y solución de controversias sin tener que acudir a los típicos mecanismos de resolución de conflictos, más costosos y que implican modificar tiempos de ejecución.
En nuestro medio, el Plan Nacional de Competitividad y Productividad 2019-2030, aprobado mediante DS N° 237-2019-EF, estableció como política la incorporación progresiva de metodologías colaborativas de modelamiento digital de información para la construcción. Como consecuencia de ello, mediante DS Nº 289-2019-EF, se aprobó la incorporación de modelo BIM por las entidades y empresas públicas, con la finalidad de lograr la mejora en calidad, eficiencia y transparencia de la inversión pública.
Estándares jurídicos
La normativa peruana establece cinco principios que han de tenerse en cuenta y que convendría considerarse en los proyectos de obra privados.
Primero, eficiencia: busca asegurar el ahorro en el uso de los recursos durante todo el ciclo de inversión, mediante el uso racional de los mismos.
Segundo, calidad: pretende que la infraestructura se ejecute de acuerdo con los estándares de calidad y niveles de servicio en beneficio de la comunidad y los usuarios.
Tercero, colaboración: debe de asegurar la máxima participación, comunicación e intercambio de información entre los diversos agentes involucrados en el desarrollo de los proyectos de infraestructura, en todas sus etapas.
Cuarto, transparencia: posiblemente uno de los principios que mayor efecto podría tener debido a los recientes sucesos ocurridos en este rubro económico. Y es que el uso de la metodología BIM hace explícitas las razones por las cuales los diversos agentes optan por alguna solución ante un determinado problema, habiéndose nutrido de los diferentes aportes brindados por todos los involucrados.
Cinco, coordinación: como consecuencia del propio esquema de trabajo, desarrollar un proyecto bajo BIM promueve e integra la participación de los sectores público, privado y académico, mejorando las condiciones normativas e institucionales, a fin de asegurar no solamente la eficiencia del proyecto, sino también su sostenibilidad en el tiempo.
Teniendo en cuenta que en nuestro medio todavía no se ha implementado de forma amplia esta metodología de trabajo, resultará necesario su adecuado estudio por inversionistas, ingenieros, abogados y demás involucrados.
Por nuestra parte, somos conscientes de la necesidad de un trabajo especial como operadores jurídicos, con el deber de comprender este nuevo esquema de trabajo y adecuar los mecanismos contractuales, respetando las funciones y objetivos de esta metodología en un mundo tan cambiante.◗
Fuente: El Peruano