Apostar por el gobierno corporativo y la eficiencia
Lorena Masías, directora ejecutiva del Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe)
Las empresas del Fonafe cumplen un rol importante en el Perú, no en términos de PBI, pero sí a nivel de servicios básicos. Estas cuentan con el 63% de los usuarios de electricidad y el 41% de las conexiones de agua potable. Actualmente, existe un enfoque en fomentar el buen gobierno corporativo y la inversión.
El buen gobierno corporativo en las empresas públicas es importante para promover la transparencia y la rendición de cuentas. En promedio, dos tercios de los principios de buen gobierno corporativo están siendo cumplidos. Asimismo, se busca impulsar la inversión en sectores como el servicio eléctrico, el cual tiene una amplia cobertura en su zona de concesión, pero cuenta con problemas de la calidad de servicio principalmente por la falta de recursos.
Una posible solución es atraer inversión privada en estos proyectos, pero los procesos para que esto suceda son complejos. Otra, es adquirir deuda, siempre y cuando no se llegue a niveles insostenibles. Por último, es necesario que haya una mejor coordinación entre empresa, regulador y Fonafe para analizar qué programas o proyectos tendrán un mayor impacto social.
Se necesita inversión y capital privado
Carlos Oliva, exministro de Economía y Finanzas
Las empresas públicas que tenemos hoy no son el resultado de un plan estratégico, sino de acciones políticas. En la década de los 90 se vendieron y cerraron muchas empresas, pero alrededor del año 97 este proceso paró y nos quedamos con las empresas variopintas que tenemos ahora.
Tenemos empresas de todo tamaño y rentabilidad, por lo que debemos priorizar el buen manejo de estas. Para lograr una mejor institucionalidad, la solución sería privatizar, pero esto no es fácil por temas políticos y por el poco atractivo de muchas de estas empresas.
Durante mi gestión se aprobó un decreto para atraer a la inversión privada: si un privado llega a representar el 30% del capital de la empresa, entonces se le exonera de una serie de restricciones a la gestión. La empresa sigue siendo pública, pero se maneja como si fuese privada. Con esto se logra inyectar capital (tener una mayor inversión) y un mejor manejo. Al próximo Gobierno le pediría que no revierta todo lo avanzado, sino que siga en esta misma línea.
Deberíamos tener estrategias diferenciadas
Mayen Ugarte, consultora de Grade
No solemos discutir el rol del Fonafe como herramienta del Estado y, mucho menos, lo hacemos sobre el rol de las empresas públicas en el Perú. Fonafe tiene empresas muy diferentes entre sí, lo cual exige que tengamos estrategias diferenciadas de acuerdo al rubro de la empresa y al para qué las queremos. Por ejemplo, tenemos empresas eléctricas que podrían estar en la bolsa buscando capital, y empresas de índole mucho más social, como Adinelsa, cuya función es ampliar la frontera eléctrica.
Por lo tanto, para diseñar estas estrategias, debemos preguntarnos ¿qué rol van a jugar estas empresas en la economía? ¿Qué rol van a jugar en la prestación de servicios a la población? La demanda por la presencia del Estado ha ido creciendo, sobre todo en servicios a los que generalmente se acude al sector privado, principalmente porque existe una incremental desconfianza hacia este último. No obstante, la incorporación de capital privado traería disciplina a las empresas públicas como consecuencia directa de tener un dueño claro, sin que deje de percibirse al Estado como principal actor.
El trabajo del Fonafe es necesario pero no suficiente
Carlos E. Paredes, socio fundador de Intelfin
El trabajo que está haciendo el Fonafe en temas de gobernanza, transparencia y rendición de cuentas es esencial, pero este supervisa solo a 34 de las más de 100 empresas públicas del Perú. Debemos definir como país qué es lo que queremos, y delimitar si el instrumento para lograrlo es la empresa pública. En algunos casos la respuesta será sí; en otros, no.
La gobernanza, transparencia y el acceso a capital de las empresas públicas representa un desafío. Por ejemplo, tenemos 50 empresas públicas de saneamiento que dependen de gobiernos locales que rotan cada cuatro años, por lo que elaborar planes de largo plazo resulta difícil. Asimismo, imagino que muchas de nuestras empresas públicas tienen necesidades de inversión que van más allá de su acceso a capital en el corto plazo y de su capacidad de endeudamiento. Esto genera que se suavice la inversión pública en el tiempo, cuando es necesario que esta sea oportuna y de golpe. Una solución a estos problemas es la incorporación de capital privado al accionariado, aunque en este contexto electoral, proponer “privatizar todo” es la mejor manera de no hacer nada.
Fuente: Gestión