Muchos países están buscando con urgencia cómo resolver sus necesidades energéticas sin continuar dañando el medioambiente. Una de las soluciones halladas es el hidrógeno verde, también conocido como hidrógeno renovable o e-Hydrogen, cuya producción es liderada por seis países.
El optimismo en torno a lo que la revista Forbes ha llamado “la energía del futuro” se relaciona con una serie de megaproyectos que se planean alrededor del mundo. Los seis países con los mayores proyectos de producción de hidrógeno verde son Australia, Países Bajos, Alemania, China, Arabia Saudita y Chile, según una publicación de la BBC.
El país latinoamericano es considerado una de las mecas de la energía solar. fue el primero en la región en presentar una “Estrategia nacional de hidrógeno verde”, en noviembre de 2020.
Y también es el único latinoamericano con dos proyectos en desarrollo: HyEx, de la energética francesa Engie y la empresa chilena de servicios mineros Enaex, y Highly Innovative Fuels (HIF), de AME, Enap, Enel Green Power, Porsche y Siemens Energy.*
El ministro de Energía de Chile, Juan Carlos Jobet, señaló que el país no solo buscar generar hidrógeno verde para cumplir con su objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, sino que incluso aspira a poder exportar este combustible.
“Si hacemos las cosas bien, la industria del hidrógeno verde en Chile puede ser tan importante como la minería, el sector forestal o como fueron alguna vez los salmones”, dijo a la revista Electricidad.
Expectativas
El magnate informático Bill Gates, quien acaba de publicar un nuevo libro llamado How to avoid a climate disaster (“Cómo evitar un desastre climático”), destacó a este combustible como la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero.
El hidrógeno posee tres veces más energía que la gasolina. A diferencia de esta, es una fuente de energía limpia, ya que solo libera agua (H2O), en forma de vapor, y no produce dióxido de carbono (CO2).
Sin embargo, es considerado peligroso por ser altamente inflamable, por lo que transportarlo y almacenarlo de manera segura es un gran desafío. A ello se suman las dificultades para producirlo, pues en la Tierra solo existe en combinación con otros elementos. Por ende, hay que separar al hidrógeno de las otras moléculas para usarlo como combustible, lo que requiere de grandes cantidades de energía y resulta muy costoso.
Fuente: Gestión