El sicario Edgar Torpoco relató cómo le entregaron armas, dinero y croquis detallados para atacar a sus objetivos. Lo prepararon para asesinar. Según fuentes de la Policía, los terroristas buscan replicar el mismo esquema también en Lima.
“Acá no se emplea la palabra matar, acá se llama ‘aniquilamiento’”, le respondió la camarada ‘Vilma’ a Edgar Torpoco Ortiz, un joven de 19 años natural de Satipo (Junín) que fue captado por los terroristas Quispe Palomino, los remanentes de Sendero Luminoso en el Vraem, cuando le preguntó a quién tenía que asesinar.
Sin embargo, según fuentes de Inteligencia de la Policía, Torpoco tan solo sería uno de los sicarios entrenados con armas de corto y largo alcance en el Vraem, y que el trabajo de “aniquilamientos” contra colaboradores y enemigos realizado al interior del país se busca replicar también en Lima.
Las mismas fuentes revelaron que los Quispe Palomino ya habían incluso encomendado a dos sujetos externos a su organización para que hagan el trabajo de recojo de información sobre unos “objetivos” en Lima. Se les requirió direcciones, ubicaciones y cuál era el desplazamiento de ellos, es decir trabajo de reglaje. Estos personajes se encuentran todavía en proceso de identificación por las autoridades. Luego de este levante de información, la siguiente etapa es enviar a sicarios entrenados como Torpoco.
Es el mismo esquema aplicado ya en otros “aniquilamientos”, con sicarios entrenados por separado en campamentos del Vraem y con un equipo de avanzada desplegado en ciudades como Lima para el reglaje y también para el abastecimiento de logística.
El último 21 de octubre, el camarada ‘Ángel’, de tan solo 19 años, fue interrogado como parte de las investigaciones seguidas en su contra por terrorismo. La Dircote y las Fuerzas Armadas lograron capturarlo en Satipo 14 días antes con material subversivo y con una lista de cuatro “objetivos” —entre los que se encontraban periodistas de la capital—, a quienes se califica de “traidores” y “agentes de la CIA”. Aunque, para esa fecha, Torpoco ya tenía sangre en sus manos.
El testimonio de ‘Ángel’, al que accedió Perú21, es clave pues da detalles de cómo fue captado y la forma de adoctrinamiento, pero también justamente de cómo es que fuera de sus campamentos los terroristas del Vraem siguen contando con una red de colaboradores que pueden proveer de armas, vehículos, dinero y otros insumos a los sicarios captados para jalar del gatillo, como Torpoco.
“COMENCÉ CON UNA PISTOLA”
‘Ángel’ ingresó a los campamentos del Vizcatán en la segunda mitad de 2020, y desde ese entonces “estuve entrando y saliendo más de seis veces”. En el lugar, se juntó con la terrorista ‘Vilma’, quien, según cuenta, lo trataba de “hijo” y fue quien le llegó a presentar al camarada Víctor ‘José’ Quispe Palomino, el cabecilla principal del MPCP-SL.
Por su declaración se desprende que Torpoco habría llegado a las huestes terroristas inducido por su medio hermano Freddy Ames Ortiz, quien fue quien le comenzó a hablar del “partido” y a quien, de acuerdo a su testimonio, ‘Vilma’ ya le había dado la orden de asesinar a Urbano Esquivel Camargo (43), un exintegrante del grupo terrorista que estaba en la mira por “traidor”.
Ese “aniquilamiento selectivo” se perpetró el 7 de septiembre de 2020 en el mercado de Pangoa, y Torpoco cuenta que ayudó a Ames en el reglaje e identificación. Ambos fueron capturados, pero cuando fue puesto en libertad su medio hermano le dijo “que vaya al partido y converse con ‘Vilma’”.
“Allí (en los campamentos) me enseñó a disparar la camarada ‘Vilma’. Primero comencé con una pistola Pietro Beretta; luego alcancé buena puntería —eso me dice la camarada ‘Vilma’— ahora te toca con arma larga. Disparé con la AKM de la camarada ‘Vilma’ a 100 metros a un bull por cinco días. Primero a un bull grande, después un bull regular y al final un bull chiquito”, relató Edgar Torpoco.
Además de las armas, se le entregó, como parte de su adoctrinamiento, “documentos del ‘partido’” para que estudie, así como libros de Karl Marx, Lenin, Friedrich Engels “y otros que trata de cómo va a ser la vida cuando el ‘partido’ llegue al poder”.
“Cuando pasaban los mochileros, ella (‘Vilma’) los registraba y me daba su arma para que yo la cuide en un lugar escondido para que no me vean. (…) Me decía que no deseaba que nadie me vea porque yo iba a estar saliendo y entrando y, por mi propia seguridad, porque iba a hacer aniquilamientos”, relató ‘Ángel’.
En uno de sus retornos al Vizcatán, “como ya había alcanzado puntería ya no practicamos mucho; volví a disparar con pistola, AKM, Galil (fusil), pero más con pistola. A 40 metros, 30 metros, comenzaba con 20 y subíamos”. Hasta que ‘Vilma’ le dijo que “era suficiente”. Torpoco estaba listo.
Es en esta etapa que ‘Vilma’ le entregó un croquis detallado de una casa (en Pichari), una pistola Beretta con silenciador, 102 municiones y S/10,000. Le mostró también una fotografía. El objetivo: John Mancilla Parra (36), un senderista arrepentido que se convirtió en colaborador eficaz. Por ello, las huestes terroristas lo consideraban también un “traidor”.
Este “aniquilamiento selectivo” lo perpetró ‘Ángel’, con la ayuda de otra persona, la noche del 25 de abril pasado, cuando masacró de seis disparos a él y a su esposa, delante de su menor hijo.
Pero hay un detalle. ‘Vilma’, cuenta ‘Ángel’, le indicó que ya afuera también se le iba a entregar una moto para que pueda realizar su labor.
Y así fue, el vehículo llegó a través de un tercero, un hombre de unos 50 años a quien no vio el rostro, pero que lo contactó por teléfono y le dejó la moto en un camino de Pichari.
“EL SIGUIENTE TRABAJO ERAN POLICÍAS”
Días después volvería al campamento y le entregaron otros S/10,000 por su trabajo. Al poco tiempo se reunió con ‘José’, el principal cabecilla de la organización terrorista, quien lo felicitó y le dijo que con el asesinato de ‘Jhon’ ya se había ganado su confianza, y que iba a hacer “más trabajos”.
“’Vilma’ me dijo que el siguiente trabajo eran policías, los que más pesan, en Pichanaqui. (…) Que tenga encendido mi teléfono para el 15 de octubre porque me iba a enviar tres armas con una persona. Me dijo que me cuide y me dio dólares y soles por S/10,000″, relató.
La terrorista le hizo hincapié en que si es que se le acababa el dinero solo “escriba un papel y le dé a la persona que llevaba las armas”.
Es decir, ya tenían todo bien planificado desde el interior del Vraem, incluso la parte logística, y ‘Ángel’ estaba entrenado ya para ejecutar.
Antes del 15 de octubre, la Policía y las Fuerzas Armadas le cayeron encima y en su poder tenía información de “objetivos” ubicados en Lima.
El analista Pedro Yaranga resaltó que usualmente Sendero Luminoso del Vraem se valía de sus propios militantes para hacer estos asesinatos selectivos. Pero ahora “lo que ha hecho es captar a estos jóvenes”, como Torpoco, que se desenvuelven mejor en la urbe y “formarlos como sicarios directos”. “Solamente es entrenado para matar y cobrar por eso”, remarcó.
Es por ello que –subrayó– “no se descarta que estén generando más cuadros” para lograr sus cometidos.
TENGA EN CUENTA:
- ‘Ángel’ dijo haber escuchado a los terroristas de los Quispe Palomino hablar de la masacre en San Miguel del Ene, perpetrada el 23 de mayo y en donde fueron asesinadas 16 personas.
- “Cuando llegué ‘Vilma’ me dijo ‘yo pensé que te habías muerto en San Miguel del Ene’ (…) ‘tus mujeres han muerto’ (…) ‘te has quedado viudo’”. El MPCP-SL ya había advertido que iba a “limpiar” el Vraem de “cuchipampas” (prostíbulos) y “ejecutar a los homosexuales”, “a las prostitutas” y “alcohólicos”.
- ‘Vilma’ le remarcó que estaba bien lo que se había hecho pues “los hijos del pueblo menores se malogran”.
Fuente: Perú 21